Feliz Navidad.
Muy Buen Año Nuevo.
Hasta el próximo ciclo lectivo.
Prof. D´Orazio
viernes, 19 de diciembre de 2014
miércoles, 19 de noviembre de 2014
Feliz, en el aula...
El aula se ha transformado en mi espacio. Próximo a cumplir 25 años como docente, encuentro entre mis alumnos y colegas alegría y nuevos desafíos. Gracias a todos ellos por el tiempo compartido.
...y a Nico Tirenni por unas fotos extraordinarias.
Cierre de cursada en el Colegio Universitario Juan B. Alberdi (UAI), noviebmre de 2014.
Merienda creativa.
Merienda creativa.
viernes, 14 de noviembre de 2014
Gracias...
...por el afecto recibido
...por los saberes compartidos
...por las ilusiones y la creatividad fomentada, experimentada
Hasta que las coordenadas de tiempo y espacio
nos vuelvan a encontrar.
Prof. Gustavo D´Orazio
viernes, 31 de octubre de 2014
lunes, 27 de octubre de 2014
Mensaje y diseño...
Más remeras diseñadas, pensadas, por los alumnos de segundo año de la Carrera de Publicidad del Colegio Universitario Juan B. Alberdi, de Castelar...
jueves, 16 de octubre de 2014
martes, 14 de octubre de 2014
miércoles, 8 de octubre de 2014
Diseños de alumnos de segundo año...
BUSCAMOS HUMANIZAR LA COMUNICACION...
VOLVER A LO SENSIBLE Y FISICO... SIN DESDEÑAR LO VIRTUAL Y DIGITAL, PERO PRIVILEGIANDO A LA PERSONA...
LOS RESULTADOS, HAN SIDO ALTAMENTE POSITIVOS Y CREATIVOS.
A PARTIR DE LOS DISEÑOS, SE HARAN REMERAS CON MENSAJES ALUSIVOS A ESTE "NUCLEO POSICIONAL/IDEOLOGICO": LA COMUNICACION DESVIRTUADA, EN TIEMPOS DE CELULARES Y REDES SOCIALES...
EN LA MUESTRA DE FIN DE AÑO (A REALIZARSE HACIA FINALES DE NOVIEMBRE), SE EXPONDRAN JUNTO A LAS REMERAS PUBLICITARIAS QUE ADVIERTEN SOBRE LAS CONSECUENCIAS NOCIVAS DE LAS DROGAS Y OTRAS ADICCIONES, CONCEBIDAS POR ALUMNOS DE PRIMER AÑO.
Gracias a todos y felicitaciones... Prof. D´ORAZIO
jueves, 28 de agosto de 2014
TP PARA ALUMNOS DE PRIMER AÑO
El que sigue es un TP individual. Deberá entregarse el jueves 18 de setiembre, impreso y con carátula. Respetar las fecha de entrega.
5 x 3
He elegido 5 autores para que investiguen
acerca de sus ideas, propuestas, postulados, leyes, investigaciones...
5 x 3
De todo lo aportado a las TEORIAS DE
LA COMUNICACION, sólo tomen, destaquen,
elijan, 3 conceptos o desarrollos que caracterizaron su trabajo académico, obra
publicada e investigaciones...
Sumadas, darán 15 datos, informaciones,
saberes, polémicas, tesis, etc.
que analizaremos en clase.
Buscarán 3 aportes de cada uno de los autores señalados más abajo:
MARSHALL MCLUHAN
ROLAND BARTHES
UMBERTO ECO
ELISEO VERON
NICHOLAS NEGROPONTE
..................
martes, 26 de agosto de 2014
Leer y emplear para completar con los nuevos inventos... Consultar para la realización del TP. Segundo año.
EVOLUCION DE LAS TECNOLOGIAS

Tecnoperiodismo - Una Vanguardia Digital
La Primera RevoluciónLos avances de la ciencia y la técnica, desde una perspectiva histórica, siempre influyeron en la vida cotidiana de las personas, aunque no del mismo modo.
Con la aparición de la imprenta moderna (de tipos móviles y metálicos; creada y mejorada por Johann Gutemberg[1] entre l434 y 1456), la difusión de ideas se hizo más popular, aunque sin generar un cambio profundo en la apropiación del conocimiento.
Poder y saber continuarían unidos aún por siglos, negándole horizontalidad a esa explosiva amalgama de factores que, recién después de la Revolución Francesa (1789) y otros acontecimientos de la Vieja Europa y el Nuevo Mundo, iniciaría una complicada y sinuosa evolución, hasta arribar a nuestros días.
Entre medio, siglos de oscuridad e instantes de luz cobijaron a soñadores, insurrectos, sabios e inescrupulosos.
Tanto en Oriente como en Occidente, las pequeñas anécdotas cifran conquistas y desencantos sugerentes. Baste para ello acercarse al texto “Información y Poder”, del español Pizarroso Quintero[2], para comprobar como bajo distintas ideologías políticas y creencias filosóficas, los procesos de concentración y extensión de la información (flujo) marcaron avances y retrocesos de un rumbo global, que instaló a la humanidad en un mismo cuadrante de tiempo, pese a que las agujas de ese reloj universal no marcharan a un ritmo similar, en Africa o en el mundo musulmán.
“El triunfo del libro impreso –afirma P. Quintero- trajo consigo la consolidación de las lenguas vulgares, lo que significaba su “democratización”, pero al mismo tiempo su “provincialización”. Con la imprenta sólo triunfaron algunas lenguas vulgares, que tendieron a convertirse en lenguas nacionales desplazando definitivamente a otras muchas que, por razones políticas, no fueron favorecidas por el nuevo invento, como susedió en el caso de Francisco I de Francia, quien prohibió cualquier impresión que no fuese en “francien” (dialecto parisiense), perdiéndose así, para la cultura escrita, otros dialectos que coexistían en su reino”[3].
“Los primeros cien años de la imprenta -agrega- produjeron un cultura libresca que no era muy diferente de la manuscrita producida en la época inmediatamente anterior. Probablemente, no se puede comparar la trascendencia del salto de la comunicación oral a la escrita con la que supuso la transición del manuscrito al impreso. Sin embargo, el paso del mundo manuscrito al impreso no es simplemente cuantitativo, puesto que ello significó, además, que de un determinado texto se pudieran producir un gran número de copias en un tiempo determinado y que, tras la imprenta, este proceso se multiplicaría ad infinitum”[4].
Un texto escrito manualmente conserva todavía un carácter íntimo, privado. Y su difusión , más reducida, está limitada a un círculo breve de lectores.
El mecanismo de la impresión, incorpora entre el escritor (escribiente o copista) y el lector un elemento técnico extraño, distanciador y despersonalizante, que hace de la palabra impresa algo sacro -ajena a la mano del hombre-, que se objetiviza y convierte en documento indubitable.
Al menos eso sucedió en algunos ámbitos culturales, perdurando hasta hoy.
Esta verdadera revolución, no fue brusca, de todas maneras. En el siglo XV aún circulaban numerosos libros, noticias y sueltos manuscritos, que convivían con “los impresos” en letras de molde.
“Civilización Gutemberg”
Se dice que ya en el 1500, la producción de libros impresos (unos 8 millones en Europa) superaba a la suma de todos los volúmenes manuscritos de los mil años anteriores.
El noticierismo manuscrito, por su parte, floreció en el Viejo Mundo poco antes de la aparición de la imprenta, y alcanzó sus mayores tiradas en convivencia con ésta.
A los calendarios que Gutemberg imprimió en 1448, en su taller de Maguncia, se le agregaron las cartas de indulgencias que pronto serían producidas “en masa” por todos los impresores europeos.
Asimismo, por razones económicas, y de interpretación del mercado que se advertía, estos artesanos, cuyo oficio consistía en escribir con plomo, empezaron a editar breves historias sobre acontecimientos recientes (“ocasionales”), sencillos de imprimir y rápidos de vender.
De hecho, la mejora en las comunicaciones, la existencia de ciudades cada vez más populosas (e interrelacionadas) y un cierto número de lectores, garantizaba la salida de información acerca de los descubrimientos, los viajes y el comercio en aumento, en una nueva civilización.
Las cartas de noticias y los “avvisi” a mano poseían un carácter más privado, aunque se vendieran; en cambio la presentación impresa, imponía otro tono, estandarizando (o igualando) el mensaje en una multiplicación rauda y perfecta.
La simultaneidad de ambas formas de “comunicar”, se registró casi por dos siglos. Esta convivencia de técnicas irá desapareciendo gradualmente, hasta que en el siglo XVII aparecen las primeras publicaciones periódicas, semanales, llamadas gacetas.
Se inicia así la historia del periodismo y su estrecho vínculo con los cambios tecnológicos. Primero, bajo elaboraciones esporádicas, luego con un ritmo preciso (anual, semestral y, por fin , semanal) y un sentido de actualidad que valorizaba “el hecho” dándole una primitiva categoría de noticia.
Notas de viajes, datos sobre el comercio, pronósticos astrológicos, carteles o anuncios ; decisiones de la Iglesia, de las Cortes; la Biblia y otros textos inundaron de papel el micromundo (ampliado y alterado) de la Edad Moderna.
Pero no era sólo papel. Sus contenidos podían ser tan o más peligrosos que los provenientes del prolijo amanuense.
La censura y los controles del Estado, no tardaron en instalarse al comprobar que la furia estaba desatada. No era lo mismo un copista y sus decenas de ejemplares (lentos y primorosos) que los miles de impresos arrojados por la máquina velozmente.
“La salvación” –entendida y ejercida por quienes no deseaban compartir los efectos positivos del invento, y únicamente observaban las “nefastas consecuencias”que de él podían emanar-, provendría de los escasos alfabetizados (en franca expansión, entre los siglos XVII y XVIII) y de las prohibiciones eclesiásticas y monárquicas.
El saber, el conocer, el informarse ya no serían tan simples de custodiar.
La imprenta había irrumpido con una fuerza inimaginable, que modificaba la difusión de las ideas, intensificando su propagación, al expandir (como nunca antes había ocurrido) un hecho, una frase, un nombre, una verdad o una mentira.
La Era Electrónica
Si la invención de los tipos móviles de Gutemberg forzó al ser humano a comprender en forma lineal, uniforme, concatenada y continua [5], el paso de un espacio acústico (donde reinaba la palabra hablada y las emociones, sin dirección ni frontera) a otro más estructurado, con límites precisados (bordes, márgenes y caracteres definidos, renglón por renglón), trajo una novedosa forma de pensar y actuar en el espacio, siguiendo un orden y una racionalidad que no solo influyó en las comunicaciones.
“El pensamiento lineal -sostiene McLuhan- produjo en la economía: la línea de montaje y la sociedad industrial; en la física: las visiones newtoniana y cartesiana del universo como un mecanismo en el que es posible localizar un suceso en el tiempo y el espacio; en el arte: la perspectiva; en la literatura la narración cronológica”[6].
Este impacto de los progresos tecnológicos modeló estadios, que construyeron eras o etapas en el largo camino de la comunicación humana. De la era preliteraria o tribal (cuando la palabra era reina y el oído rey), se pasó a la vigencia de la palabra impresa y al dominio del ojo; con la aparición de la electrónica, irrumpe un compromiso sensorial más abarcativo (totalizador), donde todos los sentidos son juglares de la corte real, sin rey ni reina.
Siguiendo las métaforas de McLuhan (1911-1980), ese teórico canadiense, único e insustituible a la hora de analizar los mass-media, el ciclo de mayor influencia de la prensa periódica, con uso pleno de las técnicas adopatas para la difusión y distribución de noticias, se registra entre los años 1870 y 1914.
En este período -conocido como la Edad de Oro, también- se imponen los papeles impresos, que no tienen competencia.
Europa y América lanzan, entonces, periódicos que aún hoy se editan, insertándose en un mercado propicio para lectura, el debate y la información. Por consiguiente, se afianza una profesión u oficio: la del periodista, y surgen -con estatura propia- las editoriales, las agencias de noticias y los sistemas de distribución que debían garantizar la llegada del material periodístico a la redacción, o del diario al lector .
Hasta ese momento, el periodista o redactor escribía para el ojo, y de manera manuscrita hasta que, en 1874, la firma Remington comercializó un invento ruidoso : la máquina de escribir.
Un nuevo paradigma encuadraba, ahora, a los escritores; separando de quienes se negaban a abandonar el lápiz (o el plumín y el tintero) a los que reconocían en el avance -en esa máquina personal- una forma distinta de crear, de extender el pensamiento y convertirlo en escritura impresa.
Aprender a digitar un teclado de letras dispersas, alineadas según un orden antojadizo, fue un pequeño-gran desafío que alejó (o demoró) a los más conservadores, pero aglutinó a los vanguardistas: inquietos y jóvenes que, rápidamente, comprendieron cómo la tarea periodística, la comunicación humana, estarían siempre sujetos a los avances de la ciencia y la tecnología.
Resistencia, rechazo y aceptación son las actitudes esperables ante la aparición de nuevas herramientas; nuevas ideas, concepciones y verdades. Nunca ha sido inmediata y generalizada la incorporación (comprensión) de inventos o procesos, teorías o descubrimientos.
Irrumpir en el “status quo” de un momento sociopolítico determinado, con dispositivos tecnológicos o modelos de pensamiento diferentes -alternativos, desconocidos- moviliza estructuras muy arraigadas en la cultura individual y colectiva.
Sólo las mentalidades más flexibles se hallan dispuestas a ensayar, y dudar de lo usual y heredado, sepultando dogmas cuestionables o perimidos, que -finalmente- serán reemplazados por otros que, a su tiempo, podrán sustituirse también.
Así se explican las persecuciones, los desvelos y temores que sufrieron , históricamente, los seres originales e innovadores que torcieron el rumbo de la humanidad, al hacer públicas sus invenciones: valoradas y asimiladas -en muchos casos- tardíamente.
Volviendo a la prensa y al libro, estos jamás pudieron desvincularse del rótulo “poderosos agentes de cambio”. Es que a través de ellos -y con el cine, la radio y la televisión, más aún- experimentamos el mundo, interactuamos los unos con los otros y utilizamos los sentidos físicos como la razón.
Para informarnos, para distraernos, para conocer y aprender. Para eso están los medios de comunicación, y el periodismo.
Sin embargo, cuando la radio hizo su aparición (1900-02), el único medio informativo, que era la prensa, perdió la exclusividad.
El cine (mudo -l895- o sonoro -l927-) cumple otra función, aunque haya sido empleado para documentar acontecimientos e informar mediante noticieros. Pero su misión primordial se ubica en entretener, conmover y relatar historias, reales o surgidas de la ficción, con actores.
La radiofonía, en tanto, transformó, con sus peculiaridades, la tecnología de la era del espacio acústico, redefiniendo los alcances y el formato del discurso hablado o de la oralidad pura.
Anteriormente, la escritura, la imprenta y el telégrafo electríco (1837, Morse), ya lo habían modificado al otorgarle otras cualidades y provocar efectos desconocidos sobre la organización social y cultural, que sobreviven en la era electrónica, interpretados ya por diferentes teóricos y escuelas de análisis.
De todos modos, el habla y la escritura mutarían una vez más, cuando la radio redujo al “discurso oral” a un solo sentido: la audición. Al ser escuchado, éste debió concebir una escritura para el oído, y como había sucedido antes con la palabra escrita, los cinco sentidos físicos del hombre volvieron a separarse, creándose la ilusión del habla.
El periodismo, en esta etapa, y con estas tecnologías, se encuentra maduro y cuestionador. Cuenta con trayectoria, ha diversificado sus canales o soportes de difusión y conoce sus debilidades y fortalezas. El público ya no es una entidad ignorada. Se lo evalúa y satisface, adecuando los mensajes a sus preferencias, necesidades y exigencias.
Para cada tema, cada hecho y personaje existen géneros y estilos que ajustarán el tratamiento, tornándolo atractivo y comprensible. Para cada medio (sea una editorial, una agencia o una radioemisora): un tipo de audiencia, una determinada capacidad económica y una ideología que sustente sus opiniones y marco ético. También, crecen en paralelo, las organizaciones que reúnen a los medios, a sus trabajadores; a las agencias de publicidad, a los “expertos gubernamentales”que deben legislar contemplando los cambios, y a la industria de insumos para tornar posible la magia de estos “increíbles aparatos”.
Falta, tadavía, el arribo de la gran innovadora: la televisión que, aunque experimentada en 1925, cobra notoriedad y cautiva al público, recién en la década del ´50 [7], expandiéndose entre los hogares de clase media y media alta, primero, para luego masificarse y “penetrar” en las vidas privadas de la personas, que verán alteradas sus costumbres ante la presencia (y programación) de este amigable electrodoméstico (?).
Considerada por McLuhan “un medium” que requiere alta participación por parte del espectador, que debe involucrar casi todos sus sentidos, a fuerza de exposición, y tras la gestación de un lenguaje propio (que divide, fragmenta, altera, resume y repite), en la actualidad -control a distancia en mano- y otras posibilidades técnicas, como la de apreciar en simultáneo dos canales- esta idea es discutida por las nuevas generaciones de teóricos -y hasta el público-, conocedores de un diagnóstico que perfila a las audiencias de TV como “menos incluidas o ensimismadas, y más volátiles, flexibles y con suficiente retentiva, como para seguir dos estructuras de comunicación dispares en paralelo, mientras hacen otra actividad (comer, dialogar y hasta escribir)”.
De lo físico a lo virtual
El periodismo, por ende, se adaptó a las mutaciones del medio (aprovechando los aportes del satélite, el color, la miniaturización, la fibra óptica, etc.) y los cambios registrados en el comportamiento de las audiencias, sin olvidar que la imagen (fija o en movimiento) convive en la TV con la palabra oral y escrita, a un ritmo que debe dosificarse. Donde el punto de vista de la toma, o la estética de la escena, tendrá que equilibrarse con el contenido para no “vaciar”o “neutralizar” ese instante de la realidad, que ya no es el mismo del hecho real, sino una construcción subjetiva del medio, a partir de un modo particular de comprenderlo, transmitirlo, mostrarlo y contarlo.
“Mirar sin ver. Vivir sin ser”, es el axioma que mejor (¿o peor?) describe al espectador sobreexpuesto, bombardeado de información (mensajes escritos, hablados, imágenes, etc.), en esta conflictiva postmodernidad.
Creerse mejor comunicado por estar más informado o, lo que es más grave, confundir “conocimiento” con mera data informativa, sin sentido de aplicación o utilidad próxima, es otra de las ideas que flotan en el imaginario de estos tiempos.
Nada más alejado de estos intereses del mercado global, que la palabra clara (en nada confundida) del escritor Ray Bradbury, un intelectual vibrante que se anima a cuestionar los modelos de comunicación establecidos, cuando afirma: “Tenemos demasiadas comunicaciones, estamos demasiado comunicados, pero para qué. ¿Por qué se quiere estar en contacto con todo el mundo?. Yo -dice- creo en el contacto humano”[8].
¿En qué creen los periodistas actuales y las empresas que invierten en tecnología de última generación, para no quedar desplazados?.
¿De qué periodismo hablamos cuando las etapas antes señaladas, signadas o dominadas por un único medio (o tecnología), se superponen en el multimedia: una combinación de lenguajes y herramientas “todo terreno”, que muchos creen conocer y emplear, mientras los más cautos intentan bucear en sus aguas para determinar
-verdadera y científicamente- cómo será el Periodismo de la era Digital.
¿Una continuidad “aggiornada” del periodismo electrónico?; ¿un mix de excelentes microprocesadores, alta definición de imágenes e infinito -como veloz- almacenamiento de contenidos interactivos?..., o un interesante planteo de transformaciones, donde las posibilidades del nuevo lenguaje de la información todavía no está cerrado (resuelto), y caben miles de interrogantes, como lo destacó Ramón Salaverría, académico de la Universidad de Navarra, al participar del seminario “Periodismo e Internet”, celebrado en nuestro país[9], recientemente.
“Adios a la Máquina”
La frase sintetiza el parecer de Walter Mossberg[10]: el más poderoso (y polémico) columnista de tecnología en los Estados Unidos, que -por estos días- libra su propia guerra contra la elite tecnológica.
Pero a no malentender. Mossberg no está en contra del avance y la tecnología. Sí de la complejidad que se le incorpora para su uso y de la “mística” con que se rodea a un aparato, “una máquina”, que no es más que éso: un equipo
que debe ser útil y accesible; no para unos pocos que cuentan con el dinero (y el tiempo o las ganas) para adquirir una PC, aprender a operarla y sacarle provecho.
Esa es la filosofía básica de este periodista que se preocupa más por quiénes accederán a la imformática y lo que hallarán en ella: ¿música, videos, encuentros virtuales, información útil para realizar viajes, compras, investigaciones educativas, entretenimientos, erotismo...?, que por comentar las “maravillas de la informatización” junto a las novedades del mercado que -habitualmente- patrocina y promueve el periodismo de CyT.
“¿...Y del periodismo, qué?”, se pregunta.
Menudo dilema, cuando hace apenas una década que la Revolución Digital se ha expandido por el planeta Tierra, y su preanuncio, paradógicamente en un libro, “Being Digital – Ser Digital”, de Nicholas Negroponte (Laboratorio de Medios del Instituto de Tecnología de Massachusetts – Media Lab, MIT), data de 1995.
No obstante, desde hace algunos años, los periodistas y las empresas editoriales, comenzaron a indagar en este terreno. Se presentaron versiones digitales de revistas, diarios, publicaciones en CD Rom, páginas o sites especialmente creados para “informar en tiempo real” y/o “entretener”, descubriendo que para crear y actualizar esos espacios requerían de recursos económicos, pero también del conocimientos y los profesionales aptos, que provenían de muy diversos campos: como la ingeniería en sistemas, el diseño y la escritura.
Las radios y los canales de TV no tardaron en posicionar algunos de sus programas en la Web. Con posibilidades de Chat, conexión en vivo, intervención en foros de opinión, envío de mensajes -mails-, selección de temas musicales, notas de archivo, lecturas, compra de merchandising y otras alternativas, cualquier deseo puede ser cumplido conexión on-line mediante.
¿Pero qué hace un hombre o una mujer recluido, frente a su PC, sin salir al mundo?, ¿qué le pasa a la gente que no quiere abandonar su casa, creyendo poder resolverlo todo desde la pantalla y el mouse de su procesador?.
Según Ray Bradbury, creador del todavía vigente “Fahrenheit 451”, “ni Internet, ni las computadoras, son malas en sí mismos, lo que sí puede ser malo es el uso que uno hace de ellos. Para mí es la gente la que tiene que decir cuál es la función de la tecnología en su vida, y cómo va a usarla”[11].
¿Y la función de este Nuevo Periodismo, que no es el de Tom Wolfe o Norman Mailer, preocupados por innovar en la forma de narrar, sino del conocido como “periodismo digital; on-line”, cuál es?.
¿Está definida, entre tanta disputa de marcas, ponderaciones tecnocráticas y detractores irreflexivos?. Parece que aún no.
La Revolución Digital
Existe sí un periodismo del tercer milenio, apoyado en las tecnologías que se imponen, aunque parece prematuro argumentar y precisar los mecanismos que operan en su generación y permanencia.
La fragilidad de esa información, soportada tan solo en bits y leída sobre cristal líquido, tornan más efimera la realidad, la memoria (personal y social) e impensados los riesgos que pueden representar la dependencia de almacenamiento y registro de datos en los cerebros de las computadoras[12].
Igualmente, periodistas, diseñadores e ingenieros no ignoran que las estructuras narrativas en los medios no lineales, son otras, o que la interactividad altera el rol del recpetor-usuario, y convierte al espectador en un “constructor del relato”, gravitando aquí -sobre manera- las interfases concebidas.
Asimismo, en la cibercultura, un click o un ícono definen cómo y qué se destaca o aísla de una página; minimiza o maximiza, devela u oculta, interrelaciona o no.
¿El hipertexto (entendido como un concepto que narra, al igual que el diseño o la organización de pantalla), es producto de una vinculación intuitiva, emotiva, racional, meditada o se ejecuta mediante los pases del ojo, en respuesta al vertigo de la sociedad de la información y la acción de la mano?.
¿El periodista del año 2000, en la Argentina, es un animal apto para la navegación, el zapping y el surfing?. O sigue formándose para las redacciones informatizadas pero de diarios y revistas impresos en papel; y para las radios y canales de televisión tradicionales?.
El impacto de estos vocablos es mucho más concreto que una hilación discursiva, incomprensible todavía para muchos oídos e intelectos.
Es la demostración de cómo en Internet se concentra la mayor cantidad de información generada por el hombre, en los últimos tiempos; que la panacea de “la red de redes” no es tal: hacen falta recursos y habilidades para ingresar y saber salir con lo que uno buscaba, y lo que es más complicado: poder realizar una valoración crítico-reflexiva de lo que en ella se publica.
Al periodismo (tanto a la empresa como al profesional), le cabe, entonces, un desafío mayúsculo. Sin descuidar sus productos clásicos, conocidos (y que también se modernizan por la influencia de los otros medios), ingresar a estas modalidades novísimas de comunicación y no defraudar.
Básicamente, el gran desafío se sitúa en conocer qué se quiere ofrecer, a quiénes , cuándo y cómo. Si detrás de estas preguntas, faltan la experimentación, el ajuste a tiempo, la indagación permanente, la ética y las ganas de responder creativamente a los retos técnicos, políticos y económicos, la batalla estará perdida. Y los perdedores no serán exclusivamente las organizaciones proveedoras de estos servicios “punto com”, sino la gente que debe recibir de la ciencia y la técnica resultados que mejoren su calidad de vida.
En este caso, su comunicación e inserción en el mundo global. Su información y formación cotidianas, para que al tomar decisiones, se vean facilitadas las acciones posteriores.
De no ser así, el espejismo de una Internet para todos, libre y democrática, se habrá corporizado, y nada ni nadie podrán resolver los desequilibrios que ocasionan las recetas apresuradas, la impericia o la ausencia de sensibilidad y respeto por el componente humano: Principio y Fin del acto comunicacional y no un mero elemento que algunos rotulan de consumidor, usuario o sujeto, olvidando a la persona; en definitiva, el destinatario de todo mensaje, de toda invención humana.
AUTOR: GUSTAVO D´ORAZIO
[1] Steinberg, S.H. “500 años de imprenta”. Zeus, 1963.[2] Pizarroso Quintero, A. “Información y Poder”, Eudema, 1993.[3] Idem Op. cit. ut supra.[4] Idem Op. cit. ut supra.[5] McLuhan M. “La Galaxia Gutemberg”, 1962.[6] Esta idea se halla presente en “La Galaxia...”, aunque más desarrollada en “Comprender los Medios de Comunicación”, de 1964.[7] Esto sucede tanto en los EE.UU. como en otros países industrializados. En la Argentina, recién en la década de 1960 se incrementa el número de receptores de TV.[8] De la entrevista de Ana D´Onofrio a R. Bradbury, publicada por “La Nación”, en el suplemento Enfoques, del domingo 20 de agosto de 2000.[9] Extraído de la nota aparecida en el diario “La Prensa”, el 4 de julio de 2000, firmada por Ximena Abeledo.[10] De la entrevista realizada por Robert Boynton para la revista Rolling Stone, de julio de 2000.[11] Fragmento de la entrevista de A. D´Onofrio, ya citada.[12] Ver “La fragilidad de la información”, por Leonardo Sosa, en Argiropolis.com.ar/papers,
5-7-00.
La Primera RevoluciónLos avances de la ciencia y la técnica, desde una perspectiva histórica, siempre influyeron en la vida cotidiana de las personas, aunque no del mismo modo.
Con la aparición de la imprenta moderna (de tipos móviles y metálicos; creada y mejorada por Johann Gutemberg[1] entre l434 y 1456), la difusión de ideas se hizo más popular, aunque sin generar un cambio profundo en la apropiación del conocimiento.
Poder y saber continuarían unidos aún por siglos, negándole horizontalidad a esa explosiva amalgama de factores que, recién después de la Revolución Francesa (1789) y otros acontecimientos de la Vieja Europa y el Nuevo Mundo, iniciaría una complicada y sinuosa evolución, hasta arribar a nuestros días.
Entre medio, siglos de oscuridad e instantes de luz cobijaron a soñadores, insurrectos, sabios e inescrupulosos.
Tanto en Oriente como en Occidente, las pequeñas anécdotas cifran conquistas y desencantos sugerentes. Baste para ello acercarse al texto “Información y Poder”, del español Pizarroso Quintero[2], para comprobar como bajo distintas ideologías políticas y creencias filosóficas, los procesos de concentración y extensión de la información (flujo) marcaron avances y retrocesos de un rumbo global, que instaló a la humanidad en un mismo cuadrante de tiempo, pese a que las agujas de ese reloj universal no marcharan a un ritmo similar, en Africa o en el mundo musulmán.
“El triunfo del libro impreso –afirma P. Quintero- trajo consigo la consolidación de las lenguas vulgares, lo que significaba su “democratización”, pero al mismo tiempo su “provincialización”. Con la imprenta sólo triunfaron algunas lenguas vulgares, que tendieron a convertirse en lenguas nacionales desplazando definitivamente a otras muchas que, por razones políticas, no fueron favorecidas por el nuevo invento, como susedió en el caso de Francisco I de Francia, quien prohibió cualquier impresión que no fuese en “francien” (dialecto parisiense), perdiéndose así, para la cultura escrita, otros dialectos que coexistían en su reino”[3].
“Los primeros cien años de la imprenta -agrega- produjeron un cultura libresca que no era muy diferente de la manuscrita producida en la época inmediatamente anterior. Probablemente, no se puede comparar la trascendencia del salto de la comunicación oral a la escrita con la que supuso la transición del manuscrito al impreso. Sin embargo, el paso del mundo manuscrito al impreso no es simplemente cuantitativo, puesto que ello significó, además, que de un determinado texto se pudieran producir un gran número de copias en un tiempo determinado y que, tras la imprenta, este proceso se multiplicaría ad infinitum”[4].
Un texto escrito manualmente conserva todavía un carácter íntimo, privado. Y su difusión , más reducida, está limitada a un círculo breve de lectores.
El mecanismo de la impresión, incorpora entre el escritor (escribiente o copista) y el lector un elemento técnico extraño, distanciador y despersonalizante, que hace de la palabra impresa algo sacro -ajena a la mano del hombre-, que se objetiviza y convierte en documento indubitable.
Al menos eso sucedió en algunos ámbitos culturales, perdurando hasta hoy.
Esta verdadera revolución, no fue brusca, de todas maneras. En el siglo XV aún circulaban numerosos libros, noticias y sueltos manuscritos, que convivían con “los impresos” en letras de molde.
“Civilización Gutemberg”
Se dice que ya en el 1500, la producción de libros impresos (unos 8 millones en Europa) superaba a la suma de todos los volúmenes manuscritos de los mil años anteriores.
El noticierismo manuscrito, por su parte, floreció en el Viejo Mundo poco antes de la aparición de la imprenta, y alcanzó sus mayores tiradas en convivencia con ésta.
A los calendarios que Gutemberg imprimió en 1448, en su taller de Maguncia, se le agregaron las cartas de indulgencias que pronto serían producidas “en masa” por todos los impresores europeos.
Asimismo, por razones económicas, y de interpretación del mercado que se advertía, estos artesanos, cuyo oficio consistía en escribir con plomo, empezaron a editar breves historias sobre acontecimientos recientes (“ocasionales”), sencillos de imprimir y rápidos de vender.
De hecho, la mejora en las comunicaciones, la existencia de ciudades cada vez más populosas (e interrelacionadas) y un cierto número de lectores, garantizaba la salida de información acerca de los descubrimientos, los viajes y el comercio en aumento, en una nueva civilización.
Las cartas de noticias y los “avvisi” a mano poseían un carácter más privado, aunque se vendieran; en cambio la presentación impresa, imponía otro tono, estandarizando (o igualando) el mensaje en una multiplicación rauda y perfecta.
La simultaneidad de ambas formas de “comunicar”, se registró casi por dos siglos. Esta convivencia de técnicas irá desapareciendo gradualmente, hasta que en el siglo XVII aparecen las primeras publicaciones periódicas, semanales, llamadas gacetas.
Se inicia así la historia del periodismo y su estrecho vínculo con los cambios tecnológicos. Primero, bajo elaboraciones esporádicas, luego con un ritmo preciso (anual, semestral y, por fin , semanal) y un sentido de actualidad que valorizaba “el hecho” dándole una primitiva categoría de noticia.
Notas de viajes, datos sobre el comercio, pronósticos astrológicos, carteles o anuncios ; decisiones de la Iglesia, de las Cortes; la Biblia y otros textos inundaron de papel el micromundo (ampliado y alterado) de la Edad Moderna.
Pero no era sólo papel. Sus contenidos podían ser tan o más peligrosos que los provenientes del prolijo amanuense.
La censura y los controles del Estado, no tardaron en instalarse al comprobar que la furia estaba desatada. No era lo mismo un copista y sus decenas de ejemplares (lentos y primorosos) que los miles de impresos arrojados por la máquina velozmente.
“La salvación” –entendida y ejercida por quienes no deseaban compartir los efectos positivos del invento, y únicamente observaban las “nefastas consecuencias”que de él podían emanar-, provendría de los escasos alfabetizados (en franca expansión, entre los siglos XVII y XVIII) y de las prohibiciones eclesiásticas y monárquicas.
El saber, el conocer, el informarse ya no serían tan simples de custodiar.
La imprenta había irrumpido con una fuerza inimaginable, que modificaba la difusión de las ideas, intensificando su propagación, al expandir (como nunca antes había ocurrido) un hecho, una frase, un nombre, una verdad o una mentira.
La Era Electrónica
Si la invención de los tipos móviles de Gutemberg forzó al ser humano a comprender en forma lineal, uniforme, concatenada y continua [5], el paso de un espacio acústico (donde reinaba la palabra hablada y las emociones, sin dirección ni frontera) a otro más estructurado, con límites precisados (bordes, márgenes y caracteres definidos, renglón por renglón), trajo una novedosa forma de pensar y actuar en el espacio, siguiendo un orden y una racionalidad que no solo influyó en las comunicaciones.
“El pensamiento lineal -sostiene McLuhan- produjo en la economía: la línea de montaje y la sociedad industrial; en la física: las visiones newtoniana y cartesiana del universo como un mecanismo en el que es posible localizar un suceso en el tiempo y el espacio; en el arte: la perspectiva; en la literatura la narración cronológica”[6].
Este impacto de los progresos tecnológicos modeló estadios, que construyeron eras o etapas en el largo camino de la comunicación humana. De la era preliteraria o tribal (cuando la palabra era reina y el oído rey), se pasó a la vigencia de la palabra impresa y al dominio del ojo; con la aparición de la electrónica, irrumpe un compromiso sensorial más abarcativo (totalizador), donde todos los sentidos son juglares de la corte real, sin rey ni reina.
Siguiendo las métaforas de McLuhan (1911-1980), ese teórico canadiense, único e insustituible a la hora de analizar los mass-media, el ciclo de mayor influencia de la prensa periódica, con uso pleno de las técnicas adopatas para la difusión y distribución de noticias, se registra entre los años 1870 y 1914.
En este período -conocido como la Edad de Oro, también- se imponen los papeles impresos, que no tienen competencia.
Europa y América lanzan, entonces, periódicos que aún hoy se editan, insertándose en un mercado propicio para lectura, el debate y la información. Por consiguiente, se afianza una profesión u oficio: la del periodista, y surgen -con estatura propia- las editoriales, las agencias de noticias y los sistemas de distribución que debían garantizar la llegada del material periodístico a la redacción, o del diario al lector .
Hasta ese momento, el periodista o redactor escribía para el ojo, y de manera manuscrita hasta que, en 1874, la firma Remington comercializó un invento ruidoso : la máquina de escribir.
Un nuevo paradigma encuadraba, ahora, a los escritores; separando de quienes se negaban a abandonar el lápiz (o el plumín y el tintero) a los que reconocían en el avance -en esa máquina personal- una forma distinta de crear, de extender el pensamiento y convertirlo en escritura impresa.
Aprender a digitar un teclado de letras dispersas, alineadas según un orden antojadizo, fue un pequeño-gran desafío que alejó (o demoró) a los más conservadores, pero aglutinó a los vanguardistas: inquietos y jóvenes que, rápidamente, comprendieron cómo la tarea periodística, la comunicación humana, estarían siempre sujetos a los avances de la ciencia y la tecnología.
Resistencia, rechazo y aceptación son las actitudes esperables ante la aparición de nuevas herramientas; nuevas ideas, concepciones y verdades. Nunca ha sido inmediata y generalizada la incorporación (comprensión) de inventos o procesos, teorías o descubrimientos.
Irrumpir en el “status quo” de un momento sociopolítico determinado, con dispositivos tecnológicos o modelos de pensamiento diferentes -alternativos, desconocidos- moviliza estructuras muy arraigadas en la cultura individual y colectiva.
Sólo las mentalidades más flexibles se hallan dispuestas a ensayar, y dudar de lo usual y heredado, sepultando dogmas cuestionables o perimidos, que -finalmente- serán reemplazados por otros que, a su tiempo, podrán sustituirse también.
Así se explican las persecuciones, los desvelos y temores que sufrieron , históricamente, los seres originales e innovadores que torcieron el rumbo de la humanidad, al hacer públicas sus invenciones: valoradas y asimiladas -en muchos casos- tardíamente.
Volviendo a la prensa y al libro, estos jamás pudieron desvincularse del rótulo “poderosos agentes de cambio”. Es que a través de ellos -y con el cine, la radio y la televisión, más aún- experimentamos el mundo, interactuamos los unos con los otros y utilizamos los sentidos físicos como la razón.
Para informarnos, para distraernos, para conocer y aprender. Para eso están los medios de comunicación, y el periodismo.
Sin embargo, cuando la radio hizo su aparición (1900-02), el único medio informativo, que era la prensa, perdió la exclusividad.
El cine (mudo -l895- o sonoro -l927-) cumple otra función, aunque haya sido empleado para documentar acontecimientos e informar mediante noticieros. Pero su misión primordial se ubica en entretener, conmover y relatar historias, reales o surgidas de la ficción, con actores.
La radiofonía, en tanto, transformó, con sus peculiaridades, la tecnología de la era del espacio acústico, redefiniendo los alcances y el formato del discurso hablado o de la oralidad pura.
Anteriormente, la escritura, la imprenta y el telégrafo electríco (1837, Morse), ya lo habían modificado al otorgarle otras cualidades y provocar efectos desconocidos sobre la organización social y cultural, que sobreviven en la era electrónica, interpretados ya por diferentes teóricos y escuelas de análisis.
De todos modos, el habla y la escritura mutarían una vez más, cuando la radio redujo al “discurso oral” a un solo sentido: la audición. Al ser escuchado, éste debió concebir una escritura para el oído, y como había sucedido antes con la palabra escrita, los cinco sentidos físicos del hombre volvieron a separarse, creándose la ilusión del habla.
El periodismo, en esta etapa, y con estas tecnologías, se encuentra maduro y cuestionador. Cuenta con trayectoria, ha diversificado sus canales o soportes de difusión y conoce sus debilidades y fortalezas. El público ya no es una entidad ignorada. Se lo evalúa y satisface, adecuando los mensajes a sus preferencias, necesidades y exigencias.
Para cada tema, cada hecho y personaje existen géneros y estilos que ajustarán el tratamiento, tornándolo atractivo y comprensible. Para cada medio (sea una editorial, una agencia o una radioemisora): un tipo de audiencia, una determinada capacidad económica y una ideología que sustente sus opiniones y marco ético. También, crecen en paralelo, las organizaciones que reúnen a los medios, a sus trabajadores; a las agencias de publicidad, a los “expertos gubernamentales”que deben legislar contemplando los cambios, y a la industria de insumos para tornar posible la magia de estos “increíbles aparatos”.
Falta, tadavía, el arribo de la gran innovadora: la televisión que, aunque experimentada en 1925, cobra notoriedad y cautiva al público, recién en la década del ´50 [7], expandiéndose entre los hogares de clase media y media alta, primero, para luego masificarse y “penetrar” en las vidas privadas de la personas, que verán alteradas sus costumbres ante la presencia (y programación) de este amigable electrodoméstico (?).
Considerada por McLuhan “un medium” que requiere alta participación por parte del espectador, que debe involucrar casi todos sus sentidos, a fuerza de exposición, y tras la gestación de un lenguaje propio (que divide, fragmenta, altera, resume y repite), en la actualidad -control a distancia en mano- y otras posibilidades técnicas, como la de apreciar en simultáneo dos canales- esta idea es discutida por las nuevas generaciones de teóricos -y hasta el público-, conocedores de un diagnóstico que perfila a las audiencias de TV como “menos incluidas o ensimismadas, y más volátiles, flexibles y con suficiente retentiva, como para seguir dos estructuras de comunicación dispares en paralelo, mientras hacen otra actividad (comer, dialogar y hasta escribir)”.
De lo físico a lo virtual
El periodismo, por ende, se adaptó a las mutaciones del medio (aprovechando los aportes del satélite, el color, la miniaturización, la fibra óptica, etc.) y los cambios registrados en el comportamiento de las audiencias, sin olvidar que la imagen (fija o en movimiento) convive en la TV con la palabra oral y escrita, a un ritmo que debe dosificarse. Donde el punto de vista de la toma, o la estética de la escena, tendrá que equilibrarse con el contenido para no “vaciar”o “neutralizar” ese instante de la realidad, que ya no es el mismo del hecho real, sino una construcción subjetiva del medio, a partir de un modo particular de comprenderlo, transmitirlo, mostrarlo y contarlo.
“Mirar sin ver. Vivir sin ser”, es el axioma que mejor (¿o peor?) describe al espectador sobreexpuesto, bombardeado de información (mensajes escritos, hablados, imágenes, etc.), en esta conflictiva postmodernidad.
Creerse mejor comunicado por estar más informado o, lo que es más grave, confundir “conocimiento” con mera data informativa, sin sentido de aplicación o utilidad próxima, es otra de las ideas que flotan en el imaginario de estos tiempos.
Nada más alejado de estos intereses del mercado global, que la palabra clara (en nada confundida) del escritor Ray Bradbury, un intelectual vibrante que se anima a cuestionar los modelos de comunicación establecidos, cuando afirma: “Tenemos demasiadas comunicaciones, estamos demasiado comunicados, pero para qué. ¿Por qué se quiere estar en contacto con todo el mundo?. Yo -dice- creo en el contacto humano”[8].
¿En qué creen los periodistas actuales y las empresas que invierten en tecnología de última generación, para no quedar desplazados?.
¿De qué periodismo hablamos cuando las etapas antes señaladas, signadas o dominadas por un único medio (o tecnología), se superponen en el multimedia: una combinación de lenguajes y herramientas “todo terreno”, que muchos creen conocer y emplear, mientras los más cautos intentan bucear en sus aguas para determinar
-verdadera y científicamente- cómo será el Periodismo de la era Digital.
¿Una continuidad “aggiornada” del periodismo electrónico?; ¿un mix de excelentes microprocesadores, alta definición de imágenes e infinito -como veloz- almacenamiento de contenidos interactivos?..., o un interesante planteo de transformaciones, donde las posibilidades del nuevo lenguaje de la información todavía no está cerrado (resuelto), y caben miles de interrogantes, como lo destacó Ramón Salaverría, académico de la Universidad de Navarra, al participar del seminario “Periodismo e Internet”, celebrado en nuestro país[9], recientemente.
“Adios a la Máquina”
La frase sintetiza el parecer de Walter Mossberg[10]: el más poderoso (y polémico) columnista de tecnología en los Estados Unidos, que -por estos días- libra su propia guerra contra la elite tecnológica.
Pero a no malentender. Mossberg no está en contra del avance y la tecnología. Sí de la complejidad que se le incorpora para su uso y de la “mística” con que se rodea a un aparato, “una máquina”, que no es más que éso: un equipo
que debe ser útil y accesible; no para unos pocos que cuentan con el dinero (y el tiempo o las ganas) para adquirir una PC, aprender a operarla y sacarle provecho.
Esa es la filosofía básica de este periodista que se preocupa más por quiénes accederán a la imformática y lo que hallarán en ella: ¿música, videos, encuentros virtuales, información útil para realizar viajes, compras, investigaciones educativas, entretenimientos, erotismo...?, que por comentar las “maravillas de la informatización” junto a las novedades del mercado que -habitualmente- patrocina y promueve el periodismo de CyT.
“¿...Y del periodismo, qué?”, se pregunta.
Menudo dilema, cuando hace apenas una década que la Revolución Digital se ha expandido por el planeta Tierra, y su preanuncio, paradógicamente en un libro, “Being Digital – Ser Digital”, de Nicholas Negroponte (Laboratorio de Medios del Instituto de Tecnología de Massachusetts – Media Lab, MIT), data de 1995.
No obstante, desde hace algunos años, los periodistas y las empresas editoriales, comenzaron a indagar en este terreno. Se presentaron versiones digitales de revistas, diarios, publicaciones en CD Rom, páginas o sites especialmente creados para “informar en tiempo real” y/o “entretener”, descubriendo que para crear y actualizar esos espacios requerían de recursos económicos, pero también del conocimientos y los profesionales aptos, que provenían de muy diversos campos: como la ingeniería en sistemas, el diseño y la escritura.
Las radios y los canales de TV no tardaron en posicionar algunos de sus programas en la Web. Con posibilidades de Chat, conexión en vivo, intervención en foros de opinión, envío de mensajes -mails-, selección de temas musicales, notas de archivo, lecturas, compra de merchandising y otras alternativas, cualquier deseo puede ser cumplido conexión on-line mediante.
¿Pero qué hace un hombre o una mujer recluido, frente a su PC, sin salir al mundo?, ¿qué le pasa a la gente que no quiere abandonar su casa, creyendo poder resolverlo todo desde la pantalla y el mouse de su procesador?.
Según Ray Bradbury, creador del todavía vigente “Fahrenheit 451”, “ni Internet, ni las computadoras, son malas en sí mismos, lo que sí puede ser malo es el uso que uno hace de ellos. Para mí es la gente la que tiene que decir cuál es la función de la tecnología en su vida, y cómo va a usarla”[11].
¿Y la función de este Nuevo Periodismo, que no es el de Tom Wolfe o Norman Mailer, preocupados por innovar en la forma de narrar, sino del conocido como “periodismo digital; on-line”, cuál es?.
¿Está definida, entre tanta disputa de marcas, ponderaciones tecnocráticas y detractores irreflexivos?. Parece que aún no.
La Revolución Digital
Existe sí un periodismo del tercer milenio, apoyado en las tecnologías que se imponen, aunque parece prematuro argumentar y precisar los mecanismos que operan en su generación y permanencia.
La fragilidad de esa información, soportada tan solo en bits y leída sobre cristal líquido, tornan más efimera la realidad, la memoria (personal y social) e impensados los riesgos que pueden representar la dependencia de almacenamiento y registro de datos en los cerebros de las computadoras[12].
Igualmente, periodistas, diseñadores e ingenieros no ignoran que las estructuras narrativas en los medios no lineales, son otras, o que la interactividad altera el rol del recpetor-usuario, y convierte al espectador en un “constructor del relato”, gravitando aquí -sobre manera- las interfases concebidas.
Asimismo, en la cibercultura, un click o un ícono definen cómo y qué se destaca o aísla de una página; minimiza o maximiza, devela u oculta, interrelaciona o no.
¿El hipertexto (entendido como un concepto que narra, al igual que el diseño o la organización de pantalla), es producto de una vinculación intuitiva, emotiva, racional, meditada o se ejecuta mediante los pases del ojo, en respuesta al vertigo de la sociedad de la información y la acción de la mano?.
¿El periodista del año 2000, en la Argentina, es un animal apto para la navegación, el zapping y el surfing?. O sigue formándose para las redacciones informatizadas pero de diarios y revistas impresos en papel; y para las radios y canales de televisión tradicionales?.
El impacto de estos vocablos es mucho más concreto que una hilación discursiva, incomprensible todavía para muchos oídos e intelectos.
Es la demostración de cómo en Internet se concentra la mayor cantidad de información generada por el hombre, en los últimos tiempos; que la panacea de “la red de redes” no es tal: hacen falta recursos y habilidades para ingresar y saber salir con lo que uno buscaba, y lo que es más complicado: poder realizar una valoración crítico-reflexiva de lo que en ella se publica.
Al periodismo (tanto a la empresa como al profesional), le cabe, entonces, un desafío mayúsculo. Sin descuidar sus productos clásicos, conocidos (y que también se modernizan por la influencia de los otros medios), ingresar a estas modalidades novísimas de comunicación y no defraudar.
Básicamente, el gran desafío se sitúa en conocer qué se quiere ofrecer, a quiénes , cuándo y cómo. Si detrás de estas preguntas, faltan la experimentación, el ajuste a tiempo, la indagación permanente, la ética y las ganas de responder creativamente a los retos técnicos, políticos y económicos, la batalla estará perdida. Y los perdedores no serán exclusivamente las organizaciones proveedoras de estos servicios “punto com”, sino la gente que debe recibir de la ciencia y la técnica resultados que mejoren su calidad de vida.
En este caso, su comunicación e inserción en el mundo global. Su información y formación cotidianas, para que al tomar decisiones, se vean facilitadas las acciones posteriores.
De no ser así, el espejismo de una Internet para todos, libre y democrática, se habrá corporizado, y nada ni nadie podrán resolver los desequilibrios que ocasionan las recetas apresuradas, la impericia o la ausencia de sensibilidad y respeto por el componente humano: Principio y Fin del acto comunicacional y no un mero elemento que algunos rotulan de consumidor, usuario o sujeto, olvidando a la persona; en definitiva, el destinatario de todo mensaje, de toda invención humana.
AUTOR: GUSTAVO D´ORAZIO
[1] Steinberg, S.H. “500 años de imprenta”. Zeus, 1963.[2] Pizarroso Quintero, A. “Información y Poder”, Eudema, 1993.[3] Idem Op. cit. ut supra.[4] Idem Op. cit. ut supra.[5] McLuhan M. “La Galaxia Gutemberg”, 1962.[6] Esta idea se halla presente en “La Galaxia...”, aunque más desarrollada en “Comprender los Medios de Comunicación”, de 1964.[7] Esto sucede tanto en los EE.UU. como en otros países industrializados. En la Argentina, recién en la década de 1960 se incrementa el número de receptores de TV.[8] De la entrevista de Ana D´Onofrio a R. Bradbury, publicada por “La Nación”, en el suplemento Enfoques, del domingo 20 de agosto de 2000.[9] Extraído de la nota aparecida en el diario “La Prensa”, el 4 de julio de 2000, firmada por Ximena Abeledo.[10] De la entrevista realizada por Robert Boynton para la revista Rolling Stone, de julio de 2000.[11] Fragmento de la entrevista de A. D´Onofrio, ya citada.[12] Ver “La fragilidad de la información”, por Leonardo Sosa, en Argiropolis.com.ar/papers,
5-7-00.
T.P. para alumnos de segundo año - 2014
COLEGIO JUAN B. ALBERDI - CARRERA DE PUBLICIDAD
MATERIA: Medios de Comunicación I y II
Prof.: Lic. GUSTAVO D´ORAZIO – Ciclo 2014
Prof.: Lic. GUSTAVO D´ORAZIO – Ciclo 2014
Una Tecnología cambia el mundo…
Se solicita: realizar un informe monográfico, de 5/6 carillas, en tamaño A4.
Entregar encarpetado, con carátula y bibliografía.
Es un TP. individual que se evaluará y expondrá en clase, promoviendo el debate y el análisis de los informes, por sus ideas originales, comentarios críticos y miradas personales. Se admitirán entregas con anexos periodísticos, fotografías, ETC.
Se podrán, asimismo, presentar trabajos sobre NUEVOS INVENTOS, TOMANDO EN CUENTA LAS NOVEDADES PERMANENTES.
Suerte con el emprendimiento. Súmense con energía y valoren este espacio de reflexión y tiempo de lectura y escritura. Pruébense. No copien, sean originales.
Prof. D´Orazio
jueves, 14 de agosto de 2014
Programa / TEORIAS DE LA COMUNICACION - 2014
Programa de Asignatura
Asignatura: TEORIAS DE LA
COMUNICACION
Año lectivo: 2014
Cuatrimestre: 2°
(mat.cuatrimestral)
Hs. Semanales: 4
Profesor Titular: LIC. GUSTAVO
D´ORAZIO
Ítems del perfil que se desarrollarán:
Se formará un
futuro profesional abierto (flexible) a la discusión fundamentada y a la
adquisición de conocimientos generales, primero, y especializados, luego, en el
campo de la comunicación publicitaria.
Que conozca los
posibles y variados ámbitos de inserción laboral, así como las exigencias
técnicas de la carrera elegida, ensayando e investigando las interrelaciones de
la publicidad con el MKT y el diseño.
Se incorporará a
su aprendizaje el uso de las nuevas
tecnologías de la información y la actualidad sociocultural, para concretar
una capacitación cuyo anclaje sea el mundo, este medio y el devenir del área
seleccionada.
Correlativas previas y posteriores: No posee.
Objetivos:
·
Introducir al proceso de comunicación
social, participando del conocimiento de las distintas teorías y modelos.
·
Precisar los alcances y funciones de los
componentes del proceso como sus fines, haciendo hincapié en el componente
humano.
·
Observar con espíritu crítico los elementos
constitutivos de la comunicación y los efectos que esta ocasiona.
·
Desarrollar un análisis completo de la
comunicación mediatizada, tomando en cuenta la faz técnica (teórica) como los
ingredientes psicosociales, políticos, etc., de la misma.
Unidades de desarrollo de los
contenidos:

Las distintas corrientes teóricas de la comunicación. Nociones y
conceptos centrales.
Paradigmas de la comunicación: el modelo matemático de la
información, el esquema de Shannon; aportes de la cibernética; el
funcionalismo: mass communication research.

Teoría crítica: escuela de Frankfurt, teoría sistémica.
Escuela de estudios culturales británicos, teorías de la
recepción y el consumo.

Multiplicidad de audiencias. Interpretación.
Escuela de Palo Alto: diferencias entre comunicación masiva,
institucional, verbal y no verbal.

Interaccionismo. Modelo semiótico, funciones del lenguaje. La
aldea global, la sociedad en redes. Multiculturalismo. Culturas híbridas. Lo
virtual y digital. Ciberespacio.

La teoría de la dependencia. La invasión cultural. La
comunicación ligada a la cultura: propuesta latinoamericana. Comunicación y
entretenimiento. Redes sociales.
Metodología
de Trabajo:
Clases teóricas y prácticas. Exposición oral del docente. Clases
tradicionales y con apoyo didáctico-tecnológico (videos, filmes, despliegue de
gráfica publicitaria, internet, CD, DVD, etc.). Toma de apuntes por parte de
los alumnos. Investigación en bibliografía personal y de centros de
documentación (bibliotecas, hemerotecas). Entrega de materiales elaborados por
la cátedra. Lectura comprensiva de textos. Dinámicas grupales. Ejercitación en
clase (aula-taller). Evaluación y autoevaluación. Comentarios grupales sobre
trabajos en equipo y/o individuales. Visita a muestras y exposiciones.
Exploración de Internet, con miras investigativas (fuente, visión
estético-conceptual y de comercialización de producto).
Trabajos Prácticos:
Análisis de textos, de estructuras informativas; de espacios de
comunicación (cine, tv, radio, gráfica, vía pública); de fotografías y
grafitis, como de expresiones artísticas. TP especial sobre la COMUNICACION Y
TECNOLOGIAS DE ULTIMA GENERACION.
Bibliografía: De consulta obligatoria:
El
proceso de la comunicación, de D. Berlo, editorial El Ateneo. Comunicación y
actitud crítica, de Victorio Zecchetto, Ediciones Paulinas. Persuasión de
masas, de José Luis Leon, editorial DEUSTO. Sociología de los medios de
comunicación, de Denis Mc. Quail, editorial Paidós. Qué ha dicho verdaderamente
Mc Luhan, de Alain Boudin, La era del vacío, como otras obras del mismo autor,
Gilles Lipovetsky, editadas por Anagrama. Semiótica de los medios masivos, de
O. Steimberg. Escenas de la vida posmoderna, de B. Sarlo, editado por Ariel. La
información, hoy, de Bernard Voyenne. Pensar sobre los medios, de A. Y M.
Mattelart. Hacia una teoría de la comunicación, de L. Nitti. La galaxia
Gutemberg , como otras obras del mismo autor:
Marshall Mc Luhan. Barthes para principiantes, de Course y Thody,
ediciones Errepar. Mc Luhan para principiantes, de Gordon y Willmarth,
ediciones Errepar. Ser digital, de N. Negroponte, editorial Atlántida.Las
ideologías en el periodismo, O. Aguilera, editorial Paraninfo. Información y
Poder, de A. Pizarroso Quintero, Eudema. La Tiranía de la Comunicación , de I.
Ramonet, Temas de Debate. Trabajos de investigación de la cátedra: Detrás del
espejo y El periodismo digital. Obsesión Digital, Edit. Norma, Daniel Ivoskus,
2011.
De consulta sugerida:
La
noticia como discurso, de Teun A. Van Dij, editorial Paidós. La construcción de
la noticia, de M. Rodrigo Alsina, editorial Paidós. La golosina visual, de I.
Ramonet, Temas de Debate.Políticas de
comunicación, de Silvia Pellegrini, Pontificia Univers. Catol. De Chile.
Periodismo, noticia y noticiabilidad, de Stella Martini, edit. Norma. Introducción
a la oratoria moderna, de Carlos Loprete, editorial Plus Ultra. Lengua y
Redacción Periodística, de Eugenio Castelli, editorial Colmegna.También se
sugiere tomar contacto con los siguientes autores (al igual que con publicaciones especializadas): Alejandro
Piscitelli (Ciberculturas), Néstor García Canclini (Ciudadanos y consumidores), Alvin
Toffler (La tercera ola), Héctor
Schmucler (Memorias de la comunicación), Giovanni Sartori, Paul Virilio, y
Umberto Eco, entre otros.
Procedimiento de evaluación y criterio
de promoción:
Tras observar la evolución del alumno y la incorporación de las
nuevas herramientas técnicas y conocimientos específicos, se evaluarán:
calidad, efectividad y presentación de los trabajos prácticos, de investigación
y otros que se pudieran requerir. También se tomará 1 parcial. Tanto el examen
escrito como los T.P. posibilitan evaluar el progreso del alumno, su maduración
y comprensión del sentido de la materia (y bajo una mirada más amplia, de la
carrera de publicidad). Al ser ésta una asignatura promocional, si aprobase el
parcial con 7 o más t cumpliera con todos los prácticos, la materia se dará por
promocionada. De obtener menos de 7 y 4 o más de 4, se deberá rendir un final
oral, habiendo siempre aprobado los prácticos solicitados. Con menos 4, se deberá
recuperar el parcial (SE APRUEBA CON UNA NOTA MINIMA DE 4), si se reprobara la
materia deberá ser recursada.
PROFESOR TITULAR, LIC. GUSTAVO D´ORAZIO.
Programas 2014
Programa de
Asignatura
Asignatura: MEDIOS I
Año
lectivo: 2014
Hs.
semanales:
2 Hs.
Profesor
Titular:
LIC. GUSTAVO D´ORAZIO
Ítems
del perfil que se desarrollarán:
Mediante esta
Asignatura el futuro profesional será capaz de comprender la estructura de los distintos medios de
comunicación social; determinar sus convergencias y sus diferencias, analizar
los contenidos y contextualizarlos con relación a los mensajes que se insertan
en ellos.
Correlativas
previas y posteriores:
Previas no posee, mientras que Medios II lo es de
Medios de Comunicación I.
Articulación
con materias del mismo año: todas.
Objetivos:
Que el
alumno logre:
a) Evaluar los distintos criterios de clasificación
de los medios de comunicación masiva.
b) Proyectar sus conocimientos teóricos
al entendimiento del funcionamiento de los medios.
c) Desempeñar su conducta profesional
con criterio ético en el manejo de los medios.
Unidades de desarrollo de los contenidos:

Historia y desarrollo de los medios
de comunicación.
Clasificación de medios:
tradicionales y no tradicionales. Canales de
información. Rol del comunicador
social. Compromiso auspiciante-agencia-
medios. Selección y estrategia de
medios. Tratamiento de la información
mundial, nacional, local.
Organismos. Agencias representativas. Organismos de
control. Legislación vigente.
Sistema satelital. Repetidoras. Internet.
Tiempo
aproximado: 5 Hs. cátedra.
Unidad 2 - Sin Medios no hay Comunicación - Las redes, los mercados, la
producción de los medios de comunicación
El medio y los
medios. Conceptos. Definición. Diferencias. Estructuras. Momento oportuno de
los medios. Selección y estrategia de medios. Áreas temáticas. Organigrama
básico. Compromiso social.
Tiempo
aproximado: 8 Hs. cátedra.

Diarios,
revistas, periódicos, murales, internos y externos.
Uso de las
revistas y diarios. Circulación. Tiraje. Comercialización. Servicios. Calidad
de audiencia. Criterios de selección (análisis de casos puntuales y su
comparación-Método MIM). Publicidad exterior. Publicidad en vía pública y de
respuesta directa. Promoción. Propaganda. Ferias. Congresos. Campañas. Puntos
de venta. Impacto social. Respuesta económica. Influencia cultural.
Tiempo
aproximado: 8 Hs. cátedra.

Televisión abierta y cable. Radio AM y FM. Internet. Redes Sociales.
Uso de la radio
y la televisión. Características. Ventajas y desventajas. Sistema de puntos de
rating. Tarifas. Comercialización. Participación de mercado. Audiencia y
público objetivo.
Tiempo aproximado: 6 Hs. cátedra.
Metodología de trabajo:
La metodología a aplicar es la de
clases Teóricas/Prácticas. Lectura previa de bibliografía recomendada para ser
analizada y discutida grupalmente en clase. Análisis de investigaciones y
programas grabados y emitidos de radio y
televisión. Uso de videos especiales.
Análisis de diarios, revistas y
medios especializados. Práctica de internet.
Trabajos Prácticos:
1 Monografía sobre génesis de los
medios.
2 Prácticas de Internet
3 Análisis y comparación de medios.
4 Programación de medios.
5 Ejercicios grupales
Bibliografía: Obligatoria:
El proceso de la comunicación, de D.
Berlo, editorial El Ateneo. Comunicación y actitud crítica, de Victorio
Zecchetto, Ediciones Paulinas. Persuasión de masas, de José Luis León,
editorial DEUSTO.. Información y Poder, de A. Pizarroso Quintero, Eudema. La Tiranía de la Comunicación , de I.
Ramonet, Temas de Debate. Los Medios de Comunicación. Barreiros,
Ed.UBA.Trabajos de investigación de la cátedra: Detrás del espejo y El
periodismo digital. Internet ¿y después?, de Dominique Wolton, 2000, editorial
Gedisa, del mismo autor: Sobrevivir a Internet, 2000, Gedisa.
De
consulta sugerida:
Diferentes, desiguales y
desconectados, de Néstor García Canclini, editorial Gedisa, 2004. Homo Zapping,
de Gustavo Martínez Pandiani, Ugerman Editor, 2004. Sociología de los medios de
comunicación, de Denis Mc. Quail, editorial Paidós. Qué ha dicho verdaderamente
Mc Luhan, de Alain Boudin, La era del vacío, como otras obras del mismo autor,
Gilles Lipovetsky, editadas por Anagrama. Semiótica de los medios masivos, de
O. Steimberg. Escenas de la vida posmoderna, de B. Sarlo, editado por Ariel. La
información, hoy, de Bernard Voyenne. Pensar sobre los medios, de A. Y M.
Mattelart. Hacia una teoría de la comunicación, de L. Nitti. La galaxia
Gutemberg , como otras obras de Marshall Mc Luhan. La noticia como discurso, de
Teun A. Van Dij, editorial Paidós. La construcción de la noticia, de M. Rodrigo
Alsina, editorial Paidós. La golosina visual, de I. Ramonet, Temas de
Debate.Políticas de comunicación, de
Silvia Pellegrini, Pontificia Univers. Catol. de Chile. Periodismo, noticia y
noticiabilidad, de Stella Martini, edit. Norma. Sociología de la comunicación
de masas, Tomo I Escuelas y autores. Ed. GG. Comunicación estratégica, Daniel
Scheinsohn, Ed Macchi.
También
se sugiere tomar contacto con los siguientes autores (al igual que con publicaciones especializadas): Alejandro
Piscitelli (Ciberculturas), Néstor García Canclini (Ciudadanos y consumidores), Alvin
Toffler (La tercera ola), Héctor
Schmucler (Memorias de la comunicación), Giovanni Sartori, Paul Virilio, y
Umberto Eco, entre otros.
Procedimiento de evaluación y
criterio de promoción:
Evaluar
la capacidad de los alumnos para:
Comprender
la relación entre medios y publicidad. Aplicar las realidades de los medios a
la publicidad. Comparar los medios de comunicación y establecer similitudes y
diferencias. Se tendrá en cuenta la participación áulica y la entrega en tiempo
y forma de los trabajos prácticos solicitados por la cátedra. Se tomará un parcial escrito e individual y
un mínimo de 1 trabajo práctico. Esta asignatura puede promocionarse, sin la
instancia de examen final oral, si se aprueba con 7 puntos o más el
parcial (sin recuperatorio) y el
práctico (además de reunir otros requisitos que se detallarán oportunamente).
De lo contrario, si recupera parcial u obtiene menos de 7 puntos en las
evaluaciones, deberá rendir un final oral sobre todos los contenidos del
cuatrimestre.
Profesor Titular
Lic.
Gustavo D´Orazio
Programa
de Asignatura
Asignatura: MEDIOS II
Año lectivo: 2014
Hs.
Cátedra:
2 Hs.
Profesor
Titular:
LIC. GUSTAVO D´ORAZIO
Ítems del perfil que se desarrollarán:
El perfil del
alumno a formar en el área de los medios de comunicación tendrá en
consideración:
a) Estimular en el alumno la capacidad
de investigar y analizar los efectos de los medios de comunicación.
b) Desarrollar conocimientos que le
permitan opinar y reflexionar técnicamente respectos de los medios y sus contenidos.
c) Capacitarlo en el área de
interpretación -social y cultural- de los contenidos de los
mass-media.
Correlativas previas:
Medios I
Objetivos:
Que el
alumno sea capaz de:
·
Analizar
los efectos de los medios de comunicación en las audiencias masivas.
·
Relacionar
los efectos de los medios de comunicación masivos y los selectivos
·
Planificar
métodos de entrevistas.
·
Relacionar
los efectos de los medios de comunicación con la práctica publicitaria.
·
Redactar
informes sobre medios y análisis de sus mensajes.
·
Reflexionar
acerca de la importancia de los medios en las audiencias.
Unidades de desarrollo de los
contenidos:

Similitudes y diferencias.
Características
de la comunicación masiva. Medios masivos y medios selectivos. Estructura
funciones y efectos de los medios de comunicación. 7 horas.
Unidad
2 Sociedad de masas y cultura de
masas.
Conflictos entre medios y
mensajes.
Cultura
de masas y conductas de sus miembros. Como afectan al individuo, a los grupos y
a la sociedad los mensajes emitidos a través de los medios masivos. Fin de los
medios masivos. 6 horas.

Investigar es conocer lo que
no se sabe.
La investigación de medios.
Investigación de las audiencias. Eficacia y persuasión de los medios. Redes
Sociales. 7 horas.

Violencia, Miedo, Idiotización.
Discriminación.
Efectos de la
televisión en familias, niños y adultos. Los nuevos medios masivos: internet y
su red. La radio y sus efectos. La prensa y su futuro. Nuevos medios:
celulares, videocámaras, digitalización, etc. 6 horas.
Metodología
de trabajo:
La metodología a aplicar es la de clases Teóricas/Prácticas. Lectura previa
de bibliografía recomendada para ser analizada y discutida grupalmente en
clase. Análisis de investigaciones y programas grabados y emitidos por radio y
televisión.
Análisis de
diarios, revistas y medios especializados. Práctica de internet
Trabajos Prácticos:
1 Informes de medios y programas
2 Prácticas de Internet
3 Simulación y análisis de mediciones
de audiencias
4 Análisis
de investigaciones de medios
Bibliografía:
Obligatoria:
Denis Mc Quail, Sociología de los
medios masivos de comunicación, Paidós.BsAs, 1ª Ed.,1978. Eco Humberto,
Friedman y otros, Los efectos de las comunicaciones de masas, Paidós, 1982,
BsAs, 1ª Ed. M. de Moragas y otros , Sociología de las comunicaciones de masas,
G.Gili Editores, 4 tomos, España, 1982. Comunicación de Masas, de Charles
Wright, Edit. Paidós; Políticos, periodistas y ciudadanos, de Heriberto Muraro,
editado por el Fondo de Cultura Económica. El Sondeo, una herramienta de
márketing, de J. Antoine, Deusto. La opinión pública, de Vincent Price, Edit.
Paidós.
El fin de los Medios Masivos,
compiladores: Carlón y Scolari, editorial La Crujía , 2009. Obsesión Digital,
Edit. Norma, Daniel Ivoskus, 2011.
DE CONSULTA
OPTATIVA:
Encuestas de Opinión: entre el lugar común y la
construcción del saber. Tomado del boletín LO QUE VENDRA, de la carrera de CC.
PP.., Facultad de CC.SS. UBA. Navegaciones, de Anibal Ford, editorial
Amorrortu. Las ideologías en el periodismo, de O. Aguilera, editorial
Paraninfo. Trabajo de investigación de la cátedra: La noche ética. Materiales
del consultor Gerardo Adrogué y del estudio Nueva Mayoría. El procedimiento
Silencio, Paul Virilio, edit. Paidós. El silencio Primordial, de Santiago
Kovadloff, edit. Emecé. La opinión pública, de Carlos Cossio, editorial Losada;
La comunicación de masas, de Lazarsfeld, Morín y otros, del
Centro Editor de América Latina. El nuevo Pluralismo Político, de Peter Druker.
La tercera ola, de Alvin Toffler, editorial Plaza-Janés. El cambio del poder, IDEM,
editorial Sudamericana. Comunicación y actitud crítica, de Victorino Zecchetto,
ediciones Paulinas. La opinión pública: el nuevo factor de poder, de Gabriela
Pousa, editorial Centro de Estudios para la Nueva Mayoría.
Introducción a la
Publicidad , de Oscar Billorou, editorial El Ateneo. El
mercado de la opinión pública, de Alberto Borrini, editorial Atlántida. La
propaganda política, de J. Domenech, EUDEBA. Propaganda: La comunicación
política en el siglo XX, de Eduardo Calcagno, editorial Atlántida. Historia y
crítica de la opinión pública, de Jurgen Habermas, Madrid, G. Gilli. Devórame
otra vez, de Oscar Landi, Edit.
Planeta. La sociedad transparente, de Gianni Vattimo, Edit. Paidós. La golosina
visual, de I. Ramonet, Temas de Debate. Sitios de Internet relacionados con la
opinión pública, los estudios culturales y los contenidos citados en este
programa.
Procedimiento de evaluación y
criterio de promoción:
Evaluar la
integración que realiza el alumno entre teoría y práctica.
Capacidad para analizar
los efectos de los medios.
Capacidad para
re-interpretar los hechos y acontecimientos.
Toma de un
parcial escrito, individual.
Realización de
Trabajos Prácticos grupales e individuales.
Se tomará un parcial escrito e
individual y un mínimo de 1 trabajo práctico. Esta asignatura puede
promocionarse, sin la instancia de examen final oral, si se aprueba con 7
puntos o más el parcial (sin
recuperatorio) y el práctico (además de reunir otros requisitos que se
detallarán oportunamente). De lo contrario, si recupera parcial u obtiene menos
de 7 puntos en las evaluaciones, deberá rendir un final oral sobre todos los
contenidos del cuatrimestre.
Prof. Titular
LIC. GUSTAVO D´ORAZIO
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